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Finales felices

martes, 5 de octubre de 2010

A él le calculo ochenta y siete
(a ella, ochenta)
llegan casi al cierre al restaurante
(¿de dónde vienen?)
De arranque piden vino,
queso y pimientos
(¡le ponen sal!)
después fuccile
pesto y tuco.
Mientras tanto
se comen con los ojos
y conversan toda la comida
(son dueños del tiempo).
Él tiene un cigarro en el bolsillo.
Piden la cuenta y yo
que tengo la mitad de sus edades
los envidio como si fueran
estrellas de rock.
Y es que lo son.