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El espejo roto

martes, 14 de septiembre de 2010

Cuando oí el estrépito del espejo desplomándose en el suelo, lo primero que pensé fue en mi proverbial torpeza y luego, por supuesto, en los siete años de mala suerte. Lo que nunca imaginé es que detrás del espejo pudiera haber un túnel, y que en la siguiente ocasión que tuviera para reflexionar -es el momento en que esto escribo- me encontrara al final del corredor, viendo cómo una persona, que parezco ser yo, pero más vieja, escribe una carta a la luz de una vela, con la esperanza de que alguien lo saque de allí.